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jueves, 18 de julio de 2024

ARTE Y PASIÓN. LA SUBLIME ESENCIA DEL ALMA Y DEL AMOR…


“Y ahora sé que debemos desplegar las velas
y coger los vientos del destino
adondequiera que lleven al barco”

Edgar Lee Masters (1869 – 1950). USA
Antología de Spoon River


“Ríe con el que ríe, y al que olvida
olvídale sin más, pero a quien ama
ámale con pasión, y que esa llama
desvanezca las sombras de tu vida”

Francisco Álvarez Hidalgo(1935 – 2014). España
De “Breverías” - 343


“No es pasión si no nace del alma…”

Emilio Muñoz


Khatia Buniatishvili (Georgia, 1987) 
El arte requiere de la pasión para que pueda ser considerado como tal. Y requiere que el ser humano se entregue con pasión a la creación o interpretación que realiza. Si esa entrega no se produce, no hay arte, no hay magia, no hay una vivencia excitante. Y si el arte o el amor se vive de forma calculada y fría su fruto siempre será una vida perdida. ¿¡Cómo renunciar…?!

La vanidad del pseudo-artista y la mercantilización del arte han llevado al absurdo de hacer de la diferencia el objetivo de la creación artística. Todo vale en un mundo donde el dinero es el rey, y compra todo lo que puede reportar un beneficio, base de la especulación. Solo el genio no busca diferenciarse, únicamente desea expresar lo que la pasión por su arte le dicta. El genio es un autodidacta, incluso cuando puede estar interpretando o reinterpretando una obra de arte que no es suya. ¡Incluso en estos casos!


En el amor ocurre lo mismo. Amar es un arte, pero solo cuando se vive con pasión; solo cuando es posible la pasión; solo cuando nos entregamos con pasión... Y esa entrega debe ser voluntaria y decididamente apasionada, porque la pasión es uno de los ingredientes del arte de amar. La pasión no puede esperar a que otra persona tome la iniciativa, a que la magia descienda sobre nosotros, a que un milagro ocurra. ¡En absoluto! La pasión es fruto de la decisión de vivir apasionadamente el amor que sentimos, ya sea por la vida, por aquello que vivimos o por las personas hacia las cuales sentimos una inclinación intensamente espiritual e íntimamente delicada.

Olivia Hussey en Romeo y Julieta
Cuando convertimos el amor en pasión todo se sublima, y se convierte en una experiencia única e irrepetible. Quienes así lo viven no lo pueden olvidar jamás y lo añoran cuando no pueden seguir viviendo la magia de su pasión. No hay experiencia más sublime que amar apasionadamente, ni droga que pueda crear más adicción, ni tristeza que llegue a ser más grande cuando se añora el amor que ya no se puede vivir. Y es así porque la vivencia de la pasión nos transporta a otra realidad, a otro mundo donde rigen otras leyes, otros conceptos, otros valores, otras emociones… Realmente se trata de una experiencia mágica y cautivadora, que puede transformar completamente una vida.

Yo no entiendo vivir, escribir o amar si no lo hago con ilusión, si la pasión queda excluida del acto de vivir lo que pienso, siento y hago.


UN PAR DE EJEMPLOS:

Khatia Buniatishvili (Georgia, 1987) es un ejemplo de pasión por la música (ver primer vídeo más abajo). Solo hay que verla interpretando cualquier composición para darse cuenta de que se entrega totalmente a la música, en una especie de rito iniciático, de adoración llena de misticismo. Hasta llegar a olvidarse del lugar donde está. Su interpretación es un diálogo entre ella y el piano, lleno de excitación, para dar lugar a interpretaciones maestras.

En la escena del balcón (ver segundo y tercer vídeo más abajo) del director italiano Franco Zeffirelli (Italia, 1923 – 2019), en su película “Romeo y Julieta” (basada en la obra de Shakespeare) interpretó y representó magistralmente los dos sentimientos humanos por excelencia: el amor y el odio. Su famosa escena del balcón es una de las representaciones más bellas que han podido realizarse sobre la pasión amorosa. Y aunque durante mucho tiempo pensé que no podía haber una representación más auténtica de la pasión, actualmente considero que si la puede haber en la realidad. Doy fe de ello…


Siendo que la vida mantiene ocultos sus mejores dones ―y es raro que los regale―, hay que salir a buscarlos, sabiendo que nos entregará su esencia en el momento más inesperado, y nunca nos lo pondrá fácil.


Emilio Muñoz
Homo Novus...

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(original autentificado)


Khatia Buniatishvili - Menuet from Suite in G Minor, HWV 439 (Handel)
(por JahanChannel)






Escena del balcón (Romeo y Julieta) – Franco Zeffirelli
(por Edgar Poe)






Olivia Hussey en Romeo y Julieta
(por Escenas de Películas y Series)



miércoles, 26 de junio de 2024

REBELDÍAS…


“Si te dan un papel pautado, escribe por detrás.”

Juan Ramón Jiménez (1881 – 1958)


“La rebelión y sólo la rebelión es creadora de luz,
y esa luz no puede tomar más que tres caminos:
la poesía, la libertad y el amor.”

André Breton (1896 – 1966)


Solo se puede ser rebelde por principios.

La rebeldía como manifestación estética (esa rebeldía, más extendida entre los jóvenes, que realmente es su antítesis) desemboca en el consumismo más alienante.

Y aquella que no está sólidamente fundamentada en nobles valores no soporta la presión de ir contracorriente, y dura lo que un suspiro.

Solo la sana rebeldía apoyada en una honesta crítica, y en una acción no violenta asentada en la mejor tradición humanista, puede fortalecer a quien se rebela por el necesario ideal de un mundo mejor.

Poesía, libertad, amor…


Emilio Muñoz
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Kiasmos – Sailed
(por Kiasmos)



lunes, 10 de junio de 2024

LOS FALSOS IDOLOS: LA TRAUMÁTICA OPCIÓN POR LA POPULARIDAD


“…somos tan ignorantes
que creemos que “éxito” equivale a felicidad”

Martha Beck (1962 - …). USA


“Una extraña y opresiva sensación invade los tiempos actuales:
la sensación de estar incompletos. (…) Andamos llenando
y rellenando los días como buenamente podemos,
sumidos en un estado de ansiedad que se agranda por momentos”

José Carlos Ruiz (1975 - …). España


“La mirada fija en el objetivo a alcanzar no permite ya entender
la alegría de los pequeños gestos cotidianos ni descubrir
la belleza que palpita en nuestras vidas:
en una puesta de sol, un cielo estrellado, la ternura de un beso,
la eclosión de una flor, el vuelo de una mariposa,
la sonrisa de un niño. Porque, a menudo, la grandeza
se percibe mejor en las cosas simples”

Nuccio Ordine (1958 – 2023). Italia


Foto de George Liapis en Unsplash
Hay una necesidad imperiosa en el ser humano: la de ser amados. La de ser apreciados, valorados y necesitados por otros seres humanos. Pero ese amor solo será auténtico, enriquecedor y potencialmente capaz de hacernos felices si se ama lo que realmente somos: nuestra auténtica esencia humana.

Sin embargo, nos causa tanto temor ser rechazados que nos convertimos en seres extremadamente vulnerables al propio rechazo y al fracaso en cualquier actividad, ya que la imagen que proyectemos puede alejarnos de una sociedad cuyos miembros aspiran a verse asociados con el éxito, directa o indirectamente, debido al poder de atracción y arrastre que genera.

El primer problema es que nuestras sociedades han hecho de “lo difícil” la medida del éxito. Especialmente de las conquistas materiales y del seguimiento popular, dejando fuera de la ecuación del éxito la fidelidad a unos ideales nobles (virtuosos) y el goce de las experiencias sencillas de la vida (incluidos los momentos de soledad, disfrutando de uno mismo).

Hemos puesto en manos de terceros la medida de nuestro éxito como seres humanos, así como la satisfacción de ser amados. Hemos desplazado el centro de gravedad de nuestra personalidad a lo que es valorado socialmente, que, además, difícilmente puede hacer feliz, ya que se centra en cuestiones materiales.

Foto de elnaz asadi en Unsplash
Al final, construimos imágenes de nosotros mismos que no se corresponden con nuestra verdadera esencia. Paradójicamente, buscamos la popularidad en todo aquello que no crea sentimientos gratos, sino que deriva en una insana competitividad por alcanzar falsos ídolos. Damos pie a ser amados por algo que no somos, y terminamos por defraudar a quienes más genuina y generosamente nos podrían aman.

La popularidad nunca será un elemento valioso en nuestra vida. Quienes la consiguen sin perseguirla y sin adorarla, la ignoran. Viven sin ella y la evitan. Crean ricos mundos personales con unas pocas personas con las que mantienen una estrecha relación afectiva.

Quien persigue la popularidad como valor humano siempre termina perdido, desconcertado, agotado y profundamente insatisfecho.

Encontrar el amor implica empezar por la autenticidad de ser fiel a uno mismo y mostrarse como se es, sin adornos ni artificialidades. Cualquier opción que renuncie a ello solo tiene una conclusión: la infelicidad.

Y dejo unas preguntas en el aire: ¿Qué camino enseñamos a los niños y adolescentes respecto a esta cuestión? ¿El camino del amor o el camino de la popularidad y el éxito? ¿Estamos dándoles las bases adecuadas para que sean felices en su infancia, en su adolescencia y en su vida adulta?


Emilio Muñoz
Homo Novus...

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MARION - Over the Clouds
(por Noble Seek3R)



lunes, 22 de abril de 2024

ESPÍRITU HUMANO. INQUIETUD: CURIOSIDAD, APRENDIZAJE Y ENSAYO


“No tengo ningún talento especial,
solo soy apasionadamente curioso”

“La creatividad
es la inteligencia divirtiéndose”

Albert Einstein (1879 – 1955). Alemania (Suiza, Austria, USA)


Foto de François Verbeeck en Unsplash
El espíritu humano es, por naturaleza, realmente inquieto. Basta con mirar a cualquier niño para comprobar cómo es nuestra verdadera naturaleza de inquieta: el ansia de aprender de los niños no tiene límites, ni el de probar experiencias nuevas, que se resume en su imaginación y en sus juegos.

Más allá de la exigencia de uniformidad que impone nuestra sociedad y que va matando la iniciativa de los niños (un verdadero crimen que debería tratar más extensamente en mi blog “Un ángel dormido”), la realidad es que este rasgo humano, el de su inquietud por conocer y probar, forma parte de nuestra naturaleza, y ha impulsado los grandes avances científicos, técnicos y culturales a lo largo de la historia.

La inquietud del espíritu humano es el principal motor del periodo de mayor esplendor, en mi opinión, de la historia humana: el Renacimiento. Especialmente, el Renacimiento italiano, esos dos siglos grandiosos (Quattrocento y Cinquecento) que fueron la mayor base para la futura consolidación de la Ilustración y la muy controvertida Revolución Industrial que le siguió.

Pero no es lo que más me importa destacar en este momento, sino la fuente de placer y energía extraordinaria que nos aporta este rasgo humano, y que se materializa en una curiosidad sin límites, y en una apuesta decidida por aprender y poner a prueba lo aprendido hasta llevar el conocimiento, los procedimientos y la tecnología más allá de sus límites previos. No nos basta con repetir tediosamente lo conocido… necesitamos descubrir y afianzar lo que descubrimos.

Pero no olvidemos que para todo ello necesitamos ser, además, positivamente críticos, y cuestionarnos el statu quo (de forma positiva, insisto, que hay mucha hipocresía respecto al sano espíritu crítico, algo que también debería tratar más extensamente para “desfacer entuertos”). El progreso solo es posible cuando conocemos y valoramos nuestra posición actual, lo que hacemos constantemente, aunque lo llamemos de otra forma.

Sobre estas bases se fundamenta nuestra creatividad. Una creatividad que, tal como lo describo, no busca más utilidad que la del placer de aportar algo al devenir y progreso humano. Progreso que, por otra parte, solo debería considerarse positivo si no daña al propio ser humano o al medio ambiente. Algo que hemos olvidado, por cierto.


Emilio Muñoz
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Kyle Preston | Roaming the Fields | Unity Asset Store Demo #1
(por Kyle Preston)



miércoles, 3 de abril de 2024

UNA PEQUEÑA NOTA SOBRE EL ARTE DE VIVIR…


“Por más que te esmeres en encontrar
qué puedo hacer,
no habrá nada más útil que estas artes,
que no tienen ninguna utilidad”

Publio Ovidio Nasón (43 aC – 17)


“Y es que la belleza -repitió- promete, en efecto, un infinito”

Luís Antonio de Villena (1951 - …). España
De “Filósofo de Cirene enamorado del amor”


Foto de Martí Alonso en Unsplash
El poeta Ovidio, crítico feroz contra la “infame pasión de poseer”, se refiere a lo que habitualmente llamamos arte, pues encuentra en el goce de crear y disfrutar del arte, sea cual sea, el mejor alimento para el espíritu. Y esta es una gran lección de vida, pues pone por encima de las pasiones materiales, esas otras intelectuales y espirituales. Y lo digo siendo consciente de que actualmente las artes crean utilidad material, pues da de comer a muchos artistas y crea importantes beneficios a varias industrias. Pero este no es el motivo de mi reflexión.

Yo amplio lo dicho a esas otras artes que no son consideradas habitualmente como tales, pero que iluminan la vida humana, la llenan de belleza, e integran ese concepto tan difuso, pero tan enriquecedor, que llamamos “humanismo”.

Me refiero al arte de vivir o al arte de amar, como parte troncal de lo que denominaría “artes mayores”, sin despreciar muchas otras artes, como el arte de la prudencia, que trató el religioso y pensador español del Siglo de Oro, Baltasar Gracián

Al final, somos felices porque gozamos de la belleza, pero este gozo sería nada si no lo compartiéramos. Hablaríamos por tanto del arte de compartir, de poner en común. Y, por extensión, del arte de dialogar y entenderse, del arte de ayudar y solidarizarse, de ser humanidad sin dejar de ser uno mismo.

En esta visión ampliada de las artes del vivir y del espíritu encuentro yo mis mayores gozos, sin que ello obligue a renunciar a la sencillez y a la humildad, que nunca deberíamos abandonar pues son condición necesaria para el buen vivir. Por el contrario, entiendo que prescindir de todo ello supone renunciar al sano goce de la vida.


Emilio Muñoz
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Anita Tatlow & Cephas Azariah – Aurora
(por Premium Music HQ)