“Para Bruno, queda sólo una substancia, a saber, Dios,
y todos los objetos particulares, lejos de ser substancias,
se convierten en accidentes, es decir,
en manifestaciones pasajeras de esa única substancia”
Paul Oskar Kristeller (1905 – 1999)
“La energía, ni se crea ni se destruye,
sólo se transforma”
Antoine Lavoisier (1743 – 1794)
“Somos (…) olas en un mar cósmico y vital que nos sobrepasa,
del que venimos y al que retornaremos”
Jesús Mosterín (1941 - 2017)
Foto de Andrey Svistunov en Unsplash |
Lo que viene a decir, por controvertido y discutible que pueda resultar a muchos, es especialmente interesante y digno de ser analizado detenidamente. Expresa una espiritualidad que no concuerda con la concepción de su época pero que, en mi opinión, no se opone, en esencia, a las doctrinas religiosas. Digamos que ofrece otra perspectiva.
Concretamente, lo que venía a mantener Bruno, era que no concebía un Dios como ser explícito y diferenciado, y que tampoco lo es todo lo que existe. Ni siquiera los seres humanos. Por el contrario, todo lo que existe son “manifestaciones pasajeras” del alma eterna e infinita que es el todo, y que es Dios. Además, Bruno consideraba que todo lo que existe tiene alma.
Me parece sorprendente el paralelismo con la proposición que hizo Antoine Lavoisier, padre de la química moderna, dos siglos más tarde, por la cual “la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma” La misma materia es una de las formas en las que la energía se manifiesta. Y yo me pregunto, sin tener respuesta: ¿el espíritu ―el alma― también?
Ciertamente, el paralelismo entre energía y espíritu es sorprendente. De ser así, ¿cabe una unidad total entre energía y espíritu? Y volviendo a la cuestión fundamental, ¿realmente somos “olas” de ese todo-Dios del que habló el filósofo de formación materialista Jesús Mosterín en la etapa final de su vida? Tampoco tengo respuestas para estas preguntas, pero creo que es interesante reflexionar sobre ellas situándose entre el escepticismo más simplista y vacío que predomina en nuestro mundo actual, y la fe ciega que exigen los dogmas religiosos e ideológicos.
¿Por qué preguntarse? Porque es la única manera en que la humanidad puede conseguir “su liberación de la servidumbre de las esperanzas y los temores estrechos”, como apuntó el filósofo Bertrand Russell (1872 – 1970). O como dice el propio Mosterín, “entre otras razones, para ser felices”.
Emilio Muñoz
Homo Novus...
© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
(original autentificado)
(por Pretend Penguin)