" Así, amar es acoger generosamente, es abrir los brazos y arropar con calor humano, es crear un entorno de seguridad donde aliviar el dolor, ya sea físico o espiritual, sin que comporte precio alguno " (Del texto publicado)
"De entre las bondades que la sabiduría
procura para la felicidad de la vida entera,
la mayor con diferencia es la riqueza de la amistad"
"Máximas Capitales". 22.
Epicuro (341 a.C. - 270 a.C.)
Antes de proseguir con alguna nota más sobre la época en la que vivió Epicuro, voy a detenerme momentáneamente en su concepto de la AMISTAD, por cuanto es un BIEN NECESARIO -imprescindible- para VIVIR.
La amistad, en Epicuro, se resuelve de manera muy parecida a como se conforma el amor que tradicionalmente denominamos con los apelativos de FRATERNO (entre hermanos) y FILIAL (entre padres e hijos). Por así decirlo, el filósofo, de alguna forma, saca ese concepto del amor del estrecho círculo familiar en el que existe, donde priman unas especiales normas de conducta circunscritas por relaciones de consanguineidad.
Interpretando a Epicuro, yo diría que la piedra angular de su concepción de la amistad es lo que podemos llamar "acogimiento". AMAR ES ACOGER y la AMISTAD es sinónimo de ACOGIMIENTO. Pero ¿es un acogimiento como el que podemos ver entre el arrendatario y su inquilino, en el que hay un intercambio de bienes previo pacto de simultaneidad y correspondencia? Por supuesto que no... ¡Radicalmente, no!
El acogimiento, en Epicuro, es fruto de una forma de ENTENDER LA VIDA y DE ADAPTARSE A SUS DIFICULTADES. Así, amar es ACOGER GENEROSAMENTE, es ABRIR LOS BRAZOS y ARROPAR CON CALOR HUMANO, es crear un ENTORNO DE SEGURIDAD donde aliviar el dolor, ya sea físico o espiritual, SIN QUE COMPORTE PRECIO ALGUNO. Y es en ese alivio -en la CONFIANZA Y REIVINDICACIÓN DEL PROPIO YO que nos proporciona esa seguridad- donde cosechamos los mejores frutos de la amistad y, en general, del amor. Es en ese marco de ENTREGA GENEROSA en el que podemos encontrar una SERENA PAZ, un PROFUNDO GOZO y una ALEGRÍA de vivir.
Ahondando en lo ya apuntado, creo que no es necesario decir que para que esta concepción nos otorgue sus mejores frutos debe fundarse en una DISPOSICIÓN COMPARTIDA. Nunca será un intercambio pactado, pero el abrigo y el acogimiento -la generosidad- siempre debe ser MUTUA y ponerse en COMUNIDAD. Si no se dan estos requisitos, los efectos benéficos de la amistad se evaporarían como si se tratar de un cuento de hadas. El amor y la amistad se esfuman cuando se pide un precio por ellos, cuando se les hace convivir con rumores, celos, rencillas o rencores, cuando no busca el bien ajeno. Por el contrario, cuando pervive a estas miserias, es una fuente de estabilidad y de bienestar inagotable, especialmente para quien lo entrega -se entrega-.
Emilio M.
Homo Novus