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miércoles, 12 de marzo de 2025

REFLEXIONES PARA DESPUÉS DEL DÍA DE LA MUJER


“¡Ahora sólo quiero que me des la mano
con la fraternal melancolía
de todos los seres que padecen el mismo destino!
No afiles, porque soy mujer,
tu desdén o tu galantería,
no me des la limosna
de tu caballerosidad insalvable y amarga”

Susana March (1918 – 1991). España
De “A un hombre”


“¿Cómo es que, siendo tan inteligentes los niños,
son tan estúpidos la mayor parte de los hombres?
Debe ser fruto de la educación”

Alejandro Dumas (1802 – 1870)


Foto de DDP en Unsplash
Yo puedo hacerme una idea de lo que vive una mujer cuando conduzco mi pequeñito automóvil. Un encantador y acogedor Ka de Ford.

Compruebo que muchas de las personas que conducen un vehículo grande aquí en España, al ver el mío piensan que le falta velocidad, aceleración o maniobrabilidad, por lo que ante la previsión de que pueda convertirme en un estorbo intentan adelantarme cuanto antes. Hay quien se pega a mí por detrás en la creencia de que yo me tengo que echar a un lado, reducir la velocidad e incluso detenerme para que me adelanten más cómodamente.

Lo que no se dan cuenta estas personas de vehículos grandes es que un coche no se conduce a sí mismo, y que la calidad de la conducción depende totalmente del cerebro de quien lo conduce, y de los valores y actitudes que lo guían, no del aspecto del vehículo (su chasis).

El colmo de la estupidez ocurre cuando mi pequeño Ka adelanta a uno más grande, especialmente si se trata de una marca puntera y de lujo (no voy a dar nombres). Hay quien se lo toma como una ofensa. Inmediatamente se establece una lucha, casi a muerte, por restablecer el honor mancillado, lo cual puede llegar a ser hasta peligroso. Por supuesto, en estos casos, un cerebro lleno de vanidad no brilla por su inteligencia, realmente es lo contrario. Se suele decir que “la ignorancia es muy atrevida”, y yo aclaro que es la vanidad, además de ser atrevida, exacerba la estupidez.


Foto de Isaac Quesada en Unsplash
Por desgracia, con la mujer ocurre algo parecido. Está muy extendida la idea entre los hombres de que por ser mujer, un ser humano tiene menos capacidad y debe tener un papel secundario e, incluso, de sumisión (lo de apartarse para dejar pasar). No hablemos ya del escozor, que puede llegar a ser traumático, al verse superados algunos hombres por una mujer en su retribución, categoría, creatividad, capacidad de negociación, etc.

Por cierto, que siempre he juzgado la valía de una persona por sus buenos valores y su bella sensibilidad, y emocionalidad, jamás por sus capacidades intelectuales. Los primeros rasgos mencionados son elegidos por cada cual y condicionan el comportamiento ético en comunidad y la belleza de las experiencias que comparten. El último rasgo viene de nacimiento, no tiene ningún mérito disponer de él, y no dice nada de la bondad del comportamiento en sociedad. De esta manera, por ejemplo, me merece mucho más respeto una persona que se ha tenido que esforzar muchísimo para conseguir unos objetivos modestos, que una persona que ha alcanzado grandes éxitos sin apenas despeinarse.

No quiero dejar de hacer mención a la violencia de género (y, por extensión, la violencia vicaria), algo totalmente inaceptable que debe ser erradicado sin excusas y poniendo muchos más medios de todo tipo.


Por desgracia hay un punto oscuro. Debo de reconocer que cada día veo más mujeres que imitan la conducta de los hombres cuando están a los mandos de un gran vehículo, lo que me hace pensar que la estupidez es un mal contagioso que no está estrictamente relacionado con el sexo. Si bien, somos cada día más los hombres que superamos absurdos comportamientos, complejos y vejaciones, no deja de haber algunas mujeres que se ven contagiadas por las debilidades del hombre, al menos en España. ¡Qué cruz!


Por último, mencionaré el papel de la educación, además de la vanidad ya mencionada, y esta enfermiza obsesión del ser humano por competir y ser mejor que los demás. Nos hace un gran daño a todos los niveles.


“Mujeres u hombres…
¿qué importa si unas y otros
somos, ante todo, personas?
Seres humanos que nos debemos
respeto, dignidad, igualdad
y un trato afectuoso”

Emilio Muñoz



Emilio Muñoz
Homo Novus

© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
(original autentificado)



Sigur Rós - Ylur
(por Angus Denver)



miércoles, 15 de enero de 2025

ESO QUE LLAMAMOS CONCIENCIA…


“Empezamos a vernos a nosotros mismos
en el espejo de los otros. La mirada del otro
es nuestro espejo. Para saber cómo debo
modular mi imagen necesito saber cómo me ves tú.
Toma nota de esta just to storie:
Descubrimos nuestra existencia gracias
a la existencia de los demás”

Juan José Millás (1946 - …)
Juan Luís Arsuaga (1954 - …)


“El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas;
Es ojo porque te ve”

Antonio Machado (1875 – 1939)


Foto de Erik Eastman en Unsplash
La primera y trascendental frase se incluye al final del excelente y ameno libro de los autores mencionados, “La conciencia contada por un sapiens a un neandertal” (2024, Alfaguara-Penguin). La segunda está incluida en la misma publicación.

Aun estando de acuerdo con lo que dicen estas dos citas, propongo una hipótesis más amplia. Mi intuición, acertada o errónea, me dice que la conciencia no surge al convertir a los demás en el espejo de nosotros mismos. Aun creyendo que es cierto, también me parece incompleto. Nuestra conciencia nace cuando somos capaces de relacionar nuestros actos con nuestra voluntad, y especialmente cuando nos hacemos cargo de las consecuencias de nuestros actos.

La conciencia, nuevamente en mi personal opinión, no es fruto solamente de la fría capacidad cognitiva de nuestro cerebro. La conciencia surge y toma cuerpo cuando nace la consciencia (cuando somos conscientes de nuestra vida), pero, además, cuando tenemos los valores y la empatía para juzgar las consecuencias de nuestros actos, y cuando adoptamos unos criterios de belleza que nos proporcionan placer.

Visto como lo he descrito, el salto dado por el ser humano en su desarrollo ha sido enorme. Lástima que no tengamos la misma capacidad para elegir nuestros valores, para empatizar o para gozar de la belleza.

De esta manera, nuestra paz y gozo dependerá directamente de lo adecuado de nuestros valores (empezando por la autenticidad de nuestro vivir), de la empatía y generosa afectividad que desarrollemos en nuestras relaciones humanas y no humanas, y de la búsqueda y atención que prestemos a aquella belleza que nos emocione. Y advierto que la belleza puede estar en todo, hasta lo más menudo y sencillo, y no solo en el arte.

Pensado así, lo importante de la frase de Machado no es que yo vea, o que me vean, sino que nos veamos, que conectemos con la vida y lo que en ella habita. ¡Y disfrutemos todo lo que podamos!



Añado algo más. La vida es extraordinariamente dura para cualquier ser humano. Estoy convencido de que en este mundo nadie tiene una vida fácil. Y la mayoría tenemos una vida dura de narices (por no mencionar otra parte del cuerpo humano más clarificadora para estos fines pero que daría lugar a una expresión soez)

Sin embargo, si nos planteamos que la vida puede ser algo más que la vida cotidiana a la que nos acostumbra la educación, la cultura, los hábitos adquiridos y / o los prejuicios, entonces empezaremos a oficiar de descubridores. En este caso la vida puede ser, además de dura, una experiencia de asombrosa belleza.

Y es así, especialmente, porque nos hacemos conscientes de quienes somos, de cómo queremos ser, y de todo aquello que nos motiva descubrir, aprender y experimentar. Además de tener el valor de querer ejercer de nosotros mismos, primer paso imprescindible.

Y lo digo bien claro: ¡somos seres privilegiados! Precisamente porque solo se puede actuar así siendo previamente conscientes de nuestra individualidad y peculiaridad. Una facultad que solo hemos desarrollado notablemente los Homo Sapiens. ¡Solo nosotros! No lo desaprovechemos…


Emilio Muñoz
Homo Novus...

© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
(original autentificado)


Decline – Gradient
(por Decline music)



sábado, 28 de diciembre de 2024

EL MILAGRO DE SER, VER Y VIVIR…
(Unas notas sobre la libertad)


“― ¿Y aceptan de buen grado ser encerrados en la jaula y atados al comedero?
― Sí, la mayoría han nacido y crecido aquí. No conocen otra forma de vida.
― Prueban la libertad, pero no la abrazan ―concluí.
― No es una libertad real, la libertad real no la conocen.
La suelta, para ellos, no significa la libertad,
porque los hemos mecanizado para que hagan eso”

Juan José Millas (1946 - …)
Juan Luís Arsuaga (1954 - …)


Foto de Lukas Rychvalsky en Pexels

“Pero no abrazan la libertad…” No saben lo que es vivir libres, siguiendo los propios impulsos, en lugar de repetir pautas de comportamiento enseñadas, aceptadas y constantemente repetidas. No sé si estos autores son conscientes de la trascendencia de lo que dicen, de la forma de obrar del ser humano, y de las implicaciones que tiene para la vida.


Últimamente, para mi sorpresa, soy testigo de constantes ejemplos que parecen confirmar aquello que defiendo contra corriente. Es como si la vida, los duendes, los magos, hubieran decidido iluminarme para acabar con mis dudas.

Pero, ¿realmente se me está iluminando? ¿No será que mi mente solo quiere ver lo que justifica mi posicionamiento? No lo descarto, como tampoco descarto algo que considero más y más evidente cada día: solo podemos ver cuando nos hemos dado la libertad de ver sin limitaciones, sin prejuicios, sin miedos.

En otras palabras, solo con una mente libre de prejuicios, negatividad, tópicos, negaciones, dogmatismos, afiliaciones y lealtades estúpidas, miedos e ignorancias, traumas sufridos en la niñez o en la edad adulta, u obstáculos parecidos, podemos llegar a ver más allá de las limitaciones que nos imponemos nosotros mismos. Y me temo que vivimos en un mundo y en una sociedad que, en aras de un supuesto bien común, nos convence para que nos auto-limitemos y nos auto-amordacemos.

En definitiva, para que podamos ver con claridad, lo primero que es necesario es querer ver. Para ver tenemos que hacer lo mismo que los niños: estar positivamente predispuestos a la sorpresa. Debemos admitir la posibilidad de que, tal vez, haya algo más, algo que explique mejor la realidad.

La libertad tiene realmente sentido cuando se trata de libertad de pensamiento, de libertad de sentimiento y de libertad de juicio. Libertad es imaginar y soñar en la esperanza de que pueden hacerse realidad. Libertad es vivir haciendo de la vida una experiencia en la que abunde (todo lo que podamos) el juego, la alegría, la inocencia… y el ansia de descubrir, aprender y experimentar.

El mayor atentado contra la libertad lo ejercemos cada ser humano contra nosotros mismos cuando renunciamos a nuestra personalidad concreta; cuando aceptamos como propias ideas, roles y hábitos que son ajenos y extraños; cuando nos sometemos y nos hacemos someter; cuando nos convertimos en dóciles y sumisas personas.


El video que acompaña este post es precioso e incide en algún aspecto de lo que acabo de decir. Dos seres humanos que disfrutan con lo que hacen, que no se toman demasiado en serio su rol de cantantes de música lírica, que se comportan con la inocencia y el entusiasmo de un niño. ¡Sublimes en esta divertida obra de Mozart! ¡Geniales! Y encantadores… Disfrutan de lo que hacen saliéndose de los cánones establecidos para este tipo de profesionales. Y hacen disfrutar…


Emilio Muñoz
Homo Novus...

© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
(original autentificado)


Huw Montague Rendall & Elisabeth Boudreault - Pa-Pa-Pa-Papagena (Mozart)
(por Warner Classics)



lunes, 23 de diciembre de 2024

LA NAVIDAD EN OTROS CANTOS. 3 - MÚSICA PARA DEJAR AL ALMA VOLAR



Del vídeo
Poco tengo que decir de este video, más allá de que produjo en mí un inesperado y conmovedor impacto. Su belleza desata mis emociones más puras y espirituales. Me olvido de este mundo cuando me sumerjo en su musicalidad…

Me resulta extraordinario que, a pesar de su solemnidad, despierte en mí una alegría especial que me resulta muy difícil explicar. ¿Sobrenatural? Puede ser.

Aprovecho la ocasión para destacar las composiciones y arreglos del noruego Ola Gjeilo, un músico con una sensibilidad y una visión que no me deja de sorprender por la especial belleza de lo que crea.


¡FELIZ NAVIDAD! Paz y amor para todos en una Navidad que esté llena de momentos entrañables e inolvidables.


Emilio Muñoz
Homo Novus...

© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
(original autentificado)


Sofia Kammarkör - WINTERTIDE (Ola Gjeilo)
(por Ola Gjeilo)



viernes, 6 de diciembre de 2024

VIDA: EL TIEMPO QUE NOS ES DADO VIVIR…


“El maestro Eckhart [*] ha dicho…

«Quien preguntase a un hombre bueno:

― ¿Por qué amas tú a Dios?
recibiría como respuesta:
― No lo sé… ¡Porque es Dios!
― ¿Por qué amas la verdad?
― ¡Por la verdad!
― ¿Por qué amas la justicia?
― Por la justicia.
― ¿Por qué amas la bondad?
― Por la bondad.
― Y, ¿por qué vives?
― A fe mía, que no lo sé… ¡Me gusta vivir!»

El querer vivir, el gustarnos vivir, es cosa que no necesita
explicación. Pero si nos preguntamos cómo queremos vivir,
qué pedimos a la vida, qué le hace tener sentido para nosotros;
se trata, verdaderamente, de preguntas ―más o menos
idénticas― que recibirán muchas respuestas diferentes”

Erich Fromm (1900 – 1980)
[*] Meister Eckhart (Eckhart de Hochheim, aprox. 1260 - 1328)


Foto de Madison Compton en Unsplash
Creo que la gran pregunta sobre la vida no es si queremos vivir o no, por mucho que podamos tener dudas en los momentos más difíciles de nuestra existencia. La gran pregunta es qué hacemos con ella.

La vida no es, o no debería ser, una obligación. Al contrario, considero que deberíamos entenderla como una oportunidad: eso que tantas veces se ha dicho del papel en blanco que solo nosotros elegimos cómo rellenar.

Yo lo he dicho de otra manera desde hace muchos años: tomemos a nuestra propia persona como el primer ser al que estamos obligados a cuidar y a amar, al que debemos proteger y guiar, al que debemos inspirar para que pueda alcanzar la máxima felicidad. Y… ¡oh, fortuna! Si llegamos a conseguirlo, tal vez sirva de orientación y motivación a cualquiera que se acerque a nosotros.

La pregunta sobre querer o no querer vivir solo tiene dos opciones posibles: sí o no. Es muy sencilla. El problema es que, como magistralmente enfoca Fromm, no es la pregunta más importante. La cuestión fundamental es qué hacemos con nuestra vida y, por tanto, qué hacemos con el tiempo que nos es dado. Las dos grandes preguntas, con infinitas respuestas posibles, son: para qué quiero vivir, y cómo quiero vivir. La respuesta a la primera nos dará la clave sobre el sentido de la vida. La segunda de ellas nos mostrará los principios éticos que nos guiarán, de tal manera que viviendo de acuerdo a ellos viviremos en paz, sin olvidar que si nos desviamos de ellos sufriremos un tormento.

¿Por qué es tan complicada esta cuestión y tiene tantas posibles respuestas? Porque no somos robots fabricados en serie. Cada ser humano tiene una especial identidad y sensibilidad; y, por consiguiente, una peculiar emocionalidad. Y para complicarlo todo más aún, la mente de cada persona busca un camino hacia su realización y felicidad que puede llegar a ser muy dispar; lo cual seguiría siendo así incluso si se compartieran la misma sensibilidad, emocionalidad, sentido de vida y principios éticos. Toda vida es única e irrepetible.

Foto de No Revisions en Unsplash
Todo se complica enormemente para nosotros. Tanto que muchos se sienten abrumados y prefieren reducir su vida a la máxima sencillez, o convertirse en seguidores de aquello que creen que puede serle más beneficioso. El grave problema en estos casos es que el ser humano puede estar renunciando a ser la persona que realmente es, a vivir sus verdaderos principios, su auténtica emocionalidad, sus más arraigados sentimientos. Cuando es así, lo más normal es que el ser humano se sienta perdido y abatido, que pueda reaccionar engañándose y engañando, que pueda verse alterada su psique hasta el punto de caer en depresiones u otras enfermedades del ánimo, e incluso, en casos extremos, que pueda degenerar en una actitud violenta.

El ser humano, una vez que elige vivir, no tiene otra opción que indagar sobre las grandes preguntas de la vida y dar respuesta desde la más absoluta autenticidad a la cuestión de para qué quiere vivir y de cómo quiere vivir. Es un paso imprescindible, pero no definitivo, para alcanzar un alto grado de seguridad, serenidad y satisfacción en su vida.

Como si se tratara de su propio hijo, un ser humano debe cuidarse a sí mismo, pero no de cualquier forma. Debe ocuparse de sí mismo con cautela y amor; debe analizar a lo largo de su vida quién es y para qué vive, lo cual supone un gran esfuerzo. Pero es un requisito imprescindible para alcanzar un alto grado de confianza en sí mismo y en la vida que vive.

La vida, con todos sus condicionantes, que pueden ser muchos, es una gran oportunidad de elegir, lo que supone un grado importante de libertad (maravillosa palabra). Solo de nosotros depende hasta qué punto lo utilizamos. Un planteamiento ambicioso nos exigirá un gran esfuerzo a todos los niveles, así como asumir riesgos. Pero nos abocará a una gran confianza en nosotros mismos, y nos podrá abrir las puertas a una gran satisfacción. Un planteamiento poco ambicioso nos permitirá vivir una vida falsamente tranquila, llena de incertidumbres y dudas.

Creo que está claro que cuánto más renunciemos a la oportunidad de protagonizar nuestra vida, menos nos dejará vivir tranquilos cierto sentimiento de haber perdido una gran oportunidad de hacer algo bueno y bello con nosotros mismos.


Emilio Muñoz
Homo Novus...

© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
(original autentificado)


Belle Brume – Fields of gold
(por Belle Brume)