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miércoles, 30 de marzo de 2011

EN BUSCA DE LA ARMONÍA: LAS REFERENCIAS VITALES


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"Somos y hacemos lo que pensamos.
Y pensamos lo que más satisface
a nuestra íntima y contradictoria naturaleza.
Pero nada está determinado..."

Emilio M.

En nuestra vida, resulta imprescindible que tengamos REFERENCIAS que orienten nuestros actos a lo largo de toda ella. Hablo, por supuesto, de esas referencias que responden a nuestra NATURALEZA básica, que definen nuestras PREOCUPACIONES e INQUIETUDES y que, al final, ORDENAN y REGULAN lo que pensamos y lo que hacemos.

Algo que resulta tan sencillo de explicar, se convierte en un proceso un tanto complejo en nuestra vida. La razón es muy simple: somos un mar de CONTRADICCIONES. No me refiero sólo respecto a la disparidad de lo que deseamos. También debemos destacar lo VOLUBLES que somos, muchas veces en función de aspectos muy pintorescos y en momentos muy cercanos.

Sin embargo, este aspecto -el de las referencias- toma especial relevancia porque vivimos en COMUNIDAD. Nuestras referencias orientan nuestra vida, y las consecuencias de los actos que son orientados por nuestras referencias vitales repercuten tanto sobre nosotros mismos, como sobre los demás, unas veces de forma positiva y otras de forma negativa.

CENTRAR LA VIDA -hallar el buen EQUILIBRIO en el difícil juego de vivir- no es otra cosa que HABER ENCONTRADO Y SERVIR A ESAS BUENAS REFERENCIAS que nos permiten GOZAR de todo aquello que da sentido a nuestra vida SIN PERJUDICAR LA DEL PRÓJIMO (ya que vivimos en comunidad). Aunque más que hacer referencia a ese "todo" deberíamos conformarnos con un buen puñado, precisamente por lo que he dicho anteriormente: no somos un conjunto de rasgos homogéneos, sino HETEROGÉNEO, y hasta CONTRADICTORIO. Y lo somos, además, a lo largo del tiempo, puesto que vamos reajustando dichos rasgos, aunque su esencia permanezca INALTERADA a lo largo de nuestra vida.

Siendo así las cosas, cobra vital importancia la necesidad de CONOCERNOS, de DEFINIRNOS, de ser conscientes de nuestra NATURALEZA, de elegir adecuadamente aquellas METAS que satisfarán nuestras inquietudes y de determinar qué ACTIVIDADES servirán a su consecución. Este conjunto de variables dan forma y hacen visible, precisamente, a nuestras referencias vitales.

Como bien dejaron escrito los siete sabios de la antigüedad helénica en el frontispicio del templo de Delfos, CONÓCETE A TI MISMO.

La grandeza de los antiguos y de la humanidad se puede condensar en muy pocas palabras...

Emilio M.
Homo Novus

domingo, 6 de marzo de 2011

NOTAS SOBRE EPICURO, EL FILÓSOFO DE LA AMISTAD (9) LA PAZ DEL ESPÍRITU NOBLE: DE LA VIRTUD.


"No hagas nada en la vida que te causase temor
si fuese conocido por el prójimo"

"Exhortaciones". 36.
Epicuro (341 a.C. - 270 a.C.)


Y nada hagas si, al ser conocido por los demás, te causase vergüenza, pues la exposición a la crítica ajena es en muchas ocasiones -pero no siempre- el mejor patrón con el que puedes valorar tu conducta y saber si está en CONFORMIDAD CON LOS VALORES que postulas y defiendes. Y de la misma forma, teniendo un buen patrón que te permita evaluar la afinidad entre tus actos y tus creencias, podrás VIVIR COHERENTEMENTE Y EN PAZ con tu conciencia: podrás VIVIR VIRTUOSAMENTE.

Podrás vivir en esa paz, como decía, que es LA PAZ DEL ESPÍRITU NOBLE. Tu confianza en ti mismo se fortalecerá hasta límites insospechados. Y en esa paz, fuente de todo EQUILIBRIO DURADERO, también te ganarás la CONFIANZA Y LA CREDIBILIDAD AJENAS, que son la base de una SÓLIDA, FECUNDA Y PLACENTERA AMISTAD.

Nada hagas que, al ser conocido, te cause vergüenza o temor. Sé virtuoso y coherente en cada uno de tus actos, por muy duro que te resulte en muchas ocasiones. Actuar virtuosamente -vivir virtuosamente- nos impone unas DEMANDAS EN EXTREMO EXIGENTES, pero la recompensa que nos proporciona es UNA VIDA FELIZ. Y he de decir con todo convencimiento que no conozco otro camino para llegar a esta meta.

Emilio M
Homo Novus

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domingo, 4 de abril de 2010

DEL VALOR DE LA TEMPLANZA (PAZ EN MEDIO DE LA TORMENTA). PRIMERA PARTE.


La templanza, en todos los tiempos, ha sido una virtud imprescindible
para no desviarnos de nuestro proyecto vital, para no dejar de ser
nosotros mismos y para vivir confiados y entusiasmados en nuestras
posibilidades como seres humanos.

Dedicado a M.D.V., con todo mi cariño y apoyo.

"En el espíritu como en el cuerpo, ha menester un buen régimen,
y en este régimen hay una condición indispensable: la templanza"
Jaime Luciano Balmes (1810 - 1848)

En este mundo acelerado y en continua renovación, donde el CAMBIO se ha convertido en un fin en sí mismo, donde hemos dejado de luchar por sobrevivir para sobrevivir a duras penas en esa gran CARRERA COMPETITIVA en que hemos convertido nuestra vida, el valor de la TEMPLANZA adquiere una importancia muy relevante.

Más allá de las definiciones habituales de este término, destaco parte de la definición expuesta en el sitio web Definición.de (http://definicion.de/templanza/): “La templanza está relacionada con la sobriedad o moderación de carácter. UNA PERSONA CON TEMPLANZA REACCIONA DE MANERA EQUILIBRADA, ya que está en condiciones de controlar sus emociones y dominar sus impulsos”

Y ¿por qué es tan importante la templanza? Muy fácil: porque resulta imprescindible para que nuestro proyecto vital se desarrolle con firmeza y con las suficientes PROBABILIDADES DE ÉXITO. Efectivamente, en este entorno tan difícil y competitivo que he comentado, en el que tan importante es afirmarse individualmente como socialmente, son muchas las influencias, circunstancias y contrariedades que nos confunden y nos hacen dudar de la bondad de nuestras convicciones y preferencias. Y no se trata solo de los cientos de motivos para la CONFUSIÓN, ya que debemos sumar el DESALIENTO e, incluso, el MIEDO. El desaliento por los proyectos que no salen a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera… El desaliento por los desmotivadores consejos de todos aquellos que se han instalado en el pragmatismo estéril y alienante. El miedo a no contar con los apoyos necesarios o a sufrir la incomprensión ajena. El miedo a tener que hacer frente a cualquier tipo de oposición o a la misma envidia. Y, por supuesto, el miedo supremo del ser humano: el miedo al FRACASO.

Si realmente queremos ser PROTAGONISTAS DE NUESTRA VIDA debemos ejercer de nosotros mismos contra viento y marea, debemos crear un ESPACIO INTERIOR DE CONFIANZA Y FIRMEZA que permita no desviarnos de nuestros ideales más vivamente sentidos (esos que nos acompañarán toda la vida). Precisamente, en ese espacio interior de paz podremos VER CON CLARIDAD Y TOMAR LAS MEJORES DECISIONES EN LOS MOMENTOS MÁS DIFÍCILES: NO DESVIARNOS DEL BUEN RUMBO.

La templanza, en este sentido, descansa sobre la CONFIANZA EN NOSOTROS MISMOS y, más concretamente, en nuestro PROYECTO VITAL. Y aquí entiendo proyecto vital, no como un programa de realizaciones nítidamente definido y cerrado, sino -de una manera mucho más difusa y genérica- como un RECONOCIMIENTO DE QUIENES SOMOS, como un CONVENCIMIENTO EN NUESTROS VALORES E INTENCIONES vitales, como un OPTIMISMO basado en la seguridad de que cualquier obstáculo -excepto la muerte- puede ser finalmente superado. Por eso, no debemos entender el mundo como un lugar en el que debemos luchar por hacernos un hueco a duras penas, sino como ese PROMETEDOR Y ESTIMULANTE CAMPO DE JUEGO. Con este simple cambio de mentalidad podemos desembarazarnos de la peor camisa de fuerza que tiene nuestra mente: nuestra INSEGURIDAD.

¿Y qué INGREDIENTES constituyen la esencia de la templanza, entendida de la manera aquí descrita? ¿Y CÓMO PODEMOS ALCANZARLA, por muy difícil que resulte? Próxima entrega…

Emilio M.
Homo Novus


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