“Un amigo bien puede ser considerado
como la obra maestra de la naturaleza”
Ralph Waldo Emerson (1803 - 1882)
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Pero yo iría más lejos, y mucho más lejos que Emerson (este enorme sabio que parece no ser de este mundo por la huella que ha dejado): yo diría que la más bella obra de arte que se puede construir en este mundo, y en nuestras vidas, es, precisamente, el amor que sentimos y con el que vestimos a las personas que amamos, independientemente de la relación que establezcamos con ellas.
Y más aún, la más bella obra de arte es el amor compartido, el que perdura durante años, el que nos hace superar las dificultades, el que nos hace cuidarnos con esmero, los unos a los otros, el que nos lleva a compartir las heridas, acogiendo las que no son nuestras como si lo fueran… Y es también el que consigue que nos apasionemos, el que nos lleva a entregarnos confiados, y el que nos hace estar dispuestos a saltar al vacío si fuera necesario.
¡¿Qué mayor obra de arte se puede construir en una vida?! Ninguna. Si algo nos hace bellos y especiales a los seres humanos, es nuestra capacidad de sentir emociones, de fundirnos en las más bellas emociones con otros seres que no somos nosotros y que no responden a nuestras decisiones. En la bella empatía que despierta en nosotros el ser ajeno se fundamenta la entrega generosa de lo que somos y de nuestros actos. Y sobre ella, con el tiempo, se erige la confianza como sustento básico de esa unión espiritual que llamamos amor. No hay obra más bella que el amor: nada hay que lo pueda igualar y superar…
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| Photo by Toa Heftiba on Unsplash |
Y aunque sea un tanto utópico decirlo en este mundo de falsos ídolos, de insano materialismo, de estéril resignación y de vacío pragmatismo, la lucha por la recuperación de la mejor versión del ser humano empieza por la recuperación, defensa y difusión de los más bellos ideales del humanismo. El buen amor, sí. Pero también la honestidad, la buena voluntad, la solidaridad, la sana crítica a nuestra turbia cultura y a la insensata mentalidad dominante.
Debemos defender los grandes valores e ideales humanos. Y lo debemos hacer partiendo de esos mismos bellos ideales, en combate pacífico y amoroso, defendiendo ese sueño difícilmente alcanzable de un mundo mejor. Tal vez no lo consigamos o no lo veamos hecho realidad, pero vivir en el intento nos hace mejores y nos abre las puertas a sensaciones y vivencias increíblemente bellas.
¡Vivir por y para algo que realmente merece la pena!
Emilio Muñoz
Homo Novus...
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