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lunes, 21 de noviembre de 2011

ALGO MÁS FUERTE QUE LA VIDA MISMA... (ESO OTRO QUE TAMBIÉN ES VIDA)


"No existes por ti mismo. Es la vida
que momentáneamente está en ti de visita"

Pär Fabien Lagerkvist (1891 - 1974)


Muchas veces me he preguntado por la razón de mis actos. He concluido que mis actos responden a mis intenciones, luego resultaba necesario saber el por qué de mis intenciones. Justo ahí aparecían términos como objetivos, misiones, deseos, necesidades o impulsos, junto con otros términos que los matizan a todos ellos, como sentimientos, prejuicios o hábitos.

Muchas veces me he preguntado a dónde voy y de dónde vengo, o por qué estoy aquí -y ahora-, o cuál es la razón de mi existencia, o qué busco, o qué me mueve, o qué es vivir, o dónde se encuentra la esencia de mi vida, o qué frutos he recogido y qué otros he perdido, o qué sentido tiene todo esto. Difícil responder...

Me he sumergido en el misterioso mundo del origen y de la razón de la misma existencia, creyendo que podría tener la visión completa del universo en mis ojos, justo como si de un mapa infinito -y a la vez compehensible- se tratara. Pero mis ojos no dan para tanto, ni mucho menos. Si acaso, en algunas ocasiones los ojos de mi intuición me ponen veladamente sobre la pista de algo que ni siquiera acierto a comprender: corazonadas, inexplicables certidumbres, impulsos incontrolables, deseos irrefrenables, sentimientos incomprensibles, pasiones ciegas...

Por eso, a veces pienso que la vida es realmente todo eso que vivo sin acertar a percibir o comprender bien que lo vivo. Y llego a creer que más allá del estrecho mundo de mi consciencia y de mi entendimiento existe otro mundo infinitamente más extenso en el que también vivo sin saber que lo habito. Un mundo en el que los sentidos no existen y sólo la pura experimentación de la existencia crea realidades inimaginablemente más fructíferas y enriquecedoras.

Un mundo y una experiencia que juega conmigo a la vida; que me guía sin saber que soy guiado, que me arroja al vacío y, a la vez, me protege; que irrumpe en mi existencia cuando menos lo espero y desparece cuando más lo necesito; que desbarata todos mis humildes planes para fortalecer otros mucho más ambiciosos. Algo que no comprendo, mucho más fuerte que la vida misma, en cuyos brazos me abandono para ser devorado o lanzado a la gloria.

Emilio M.
Homo Novus


"Un desconocido es mi amigo,
uno a quien no conozco.
Un desconocido lejano, lejano.
Por él mi corazón está lleno de nostalgia,
porque él no está cerca de mi.
¿Quizá porque no existe?
¿Quién eres tú que llenas mi corazón de tu ausencia...
que llenas toda la tierra de tu ausencia?"


Pär Fabien Lagerkvist (1891 - 1974)

domingo, 30 de octubre de 2011

LIBERTAD... UNA ASIGNATURA PENDIENTE PARA LA NUEVA HUMANIDAD


"Si no tienes la libertad interior,
¿qué otra libertad esperas poder tener?"

Arturo Graf (1848-1913)



Me pregunto por qué no podemos dejar que nuestras manos se muevan libres, al igual que lo hacen las mariposas; o por qué nuestro corazón no puede iluminar todo un mundo, a la manera del sol; o por qué nuestra palabra no puede guiarnos en la oscuridad, como lo hacen las estrellas.

Libres... Debemos liberar nuestras emociones para ser libres... Debemos dejar que cada brizna de vida en el universo sea libre para que nosotros podamos ser libres. Libres de obra, pero también de pensamiento y de sentimiento. Libres... Seamos libres... Noblemente libres... Dejémonos llevar por nuestros impulsos, sin maldad... Depositemos en nuestro corazón la semilla de la tolerancia... de la hermandad... del afecto fraterno... de la alegría... Seamos libres... espíritus libres...

Si el mundo es inmenso y te gustaría recorrerlo todo entero ¿por qué no dejar que nuestros sentimientos recorran libremente el infinito mar de nuestras emociones? ¿Por qué no recoger las infinitas dimensiones de nuestra humanidad y caminar erguidos y orgullos? Caminar sin prisa... Caminar sin rumbo fijo... Caminar ligeros de obligaciones inútiles y de rencores estériles... Caminar con alegría... Caminar por caminar... Caminar en libertad...

Me pregunto por qué, a veces, amar es amar a un ser O amar a otro ser, como si nuestro amor fuera un artículo que se pueda comprar o vender o como si fuera un bien escaso, que no lo es. ¿Por qué amar no puede ser siempre amar a un ser Y a otro ser Y a otro ser... y así en una cadena infinita? Una cadena que, en forma de red, termine abarcando y acogiendo a toda la humanidad. Un amor que no tenga nombres, ni apellidos, ni calificativos... sólo amor, amor puro, amor sin más...

Difícil de contestar... O muy sencillo... Lo que escribo son tan sólo unas pocas preguntas... unos pocos pensamientos que se pierden, desde este diminuto punto del universo en el que nos encontramos, en medio de de la inmensidad que nos rodea.

Libertad... La que nos coartan, sí... Pero también la que nosotros mismos nos cercenamos, en un sacrílego acto de auto-mutilación... Libertad... Libertad... Una asignatura pendiente para la nueva humanidad.

Emilio M.
Homo Novus

domingo, 3 de julio de 2011

LA SERENIDAD DE LOS SABIOS


"Todos los hombres son sabios;
unos antes, los otros, después"

(Proverbio chino)


Hace mucho tiempo que no escuchaba la conmovedora composición que hizo -el también sabio- Ennio Morricone, para la serie televisiva de la RAI "Marco Polo". Una excelente serie, por cierto, digna de ser vista una y mil veces.

Entretenerme entre estas bellísimas notas y traer a la memoria a los grandes seres humanos que, como Marco Polo, han hecho crecer a la humanidad material y espiritualmente, me aporta una gran serenidad. Especialmente en estos momentos de mi vida, de grandes dificultades y tensiones.

Pensar en Marco Polo, Teresa de Calcuta, Epicuro, Marco Aurelio, Marie Curie, Einstein, Jesucristo, Hipatia, León Battista Alberti, por mencionar sólo unos pocos; y pensar en sus grandes realizaciones, en la dureza de su experiencia, en el descomunal esfuerzo que debieron realizar y en su invencible fuerza de voluntad, me llena de paz. Su ejemplo es la luz de la antorcha que dejaron en nuestro camino.

Pensar en el gran ejemplo que nos legaron me resulta inexplicablemente acogedor. Y, a la vez, me hace sentirme obligado a no traicionar su sagrada memoria.

Emilio M.
Homo Novus

martes, 17 de mayo de 2011

A UN GRAN HUMANISTA: WILLIAM SHAKESPEARE (DE LA PASIÓN DE VIVIR)


"El destino es el que baraja las cartas,
pero nosotros somos los que jugamos"

" En nuestros locos intentos,
renunciamos a lo que somos
por lo que esperamos ser"

William Shakespeare (1564-1616)


Me gusta pensar que Shakespeare, en su acelerado sentido de la vida y en su necesidad de sentirse poseído por los sentimientos más ardientes, se entregaba sin prudencia a cualquier pasión que le permitiera descubrir experiencias nuevas y excitantes.

Y quiero creer que esa desbordada pasión por descubrirse y reconocerse -por sentirse uno y miles a la vez- le obligaba a recorrer el infinito universo humano, el de sus pensamientos y el de sus sentimientos. Y todo lo contó…

No conozco alma más sedienta que la suya, ni corazón más dispuesto a sentir o ser herido. No conozco ser humano que quisiera ser más profundamente humano, ¿el más grande de los humanistas, tal vez?

Imagino que era tal su necesidad de experimentar en sí mismo la misteriosa complejidad humana, que buscaba el amor con el mismo ardor que buscaba la herida…Y si buscaba sin disimulo la envidia, con descarnada alegría se entregaba para ser víctima del más oscuro conjuro.

Si en él cabía la desproporción, no era por necesidad ni por hábito, era un mal menor para acercarse a la emoción en su estado más puro y embriagador. Su afán de conocer y de sentirse humano era tal que arriesgaba la vida a fuerza de ser poseído y destrozado por todas las pasiones posibles.

Me gusta pensar que Shakespeare se enfrentó a todas ellas, y que a todas las doblego y las hizo pasto para alimentar sus inconmensurables libros. Me gusta creer que buscó el amor, el placer, la gloria, el honor, Y también la sed, el hambre, el fuego en la carne, la sangre en el corazón, la ruina en el alma y la misma desolación.

Emilio M.
Homo Novus

martes, 3 de mayo de 2011

LA GENESIS DEL NUEVO SER HUMANO – HOMO NOVUS


"Surgirá un nuevo orden
y sus hombres serán
los sacerdotes del hombre,
y cada hombre será
su propio sacerdote"

Walt Whitman (1819-1892)


Estoy convencido de que nuestra vida no es el resultado de una o dos decisiones, o de uno o dos actos, sino de miles o millones de decisiones y de actos. Y creo que nuestras decisiones y actos no son fruto del azar sino de nuestras creencias y de nuestra disposición de ánimo. Por eso creo que nuestra vida es el fruto de nuestra esencial forma de ser. SOMOS LIBRES, CIERTAMENTE, PERO SOLO PARA DECIDIR SI EJERCEMOS DE NOSOTROS MISMOS O NO.

Aún así, creo que todos los seres compartimos unos RASGOS ESENCIALES -el deseo de vivir con alegría y en armonía con todo lo que existe en nuestro mundo- y una necesidad -la de sobrevivir a tanta dificultad e incertidumbre, con las que tenemos que enfrentarnos desde que nacemos-. Nuestras decisiones y actos conjugan el juego vital entre estas dos entidades, dando lugar al extenso abanico de experiencias humanas posibles.

Pareciera que vivimos determinados por nuestro yo y nuestras circunstancias (siguiendo la popular sentencia de Ortega y Gasset) y, sin embargo, HAY UN ANGOSTO Y ESCARPADO SENDERO A TRAVÉS DEL CUAL PODEMOS SUPERAR EL DESTINO AL QUE NOS VEMOS ABOCADOS. Ese difícil camino requiere del VALOR y de la HUMILDAD necesaria para ejercer nuestra alegría y nuestra buena voluntad innatos, escuchando nuestra CONCIENCIA. Y también precisa del coraje y del esfuerzo de INTERIORIZAR Y DILUIR NUESTRAS EXPERIENCIAS NEGATIVAS, hasta dejar en la nada nuestro dolor.

Es la GÉNESIS DEL SER HUMANO NUEVO y del ser humano que transciende los límites de sus debilidades hasta ejercer buenamente su VIRTUOSA ESENCIA COMÚN, ese anhelo de vida en armonía y hermandad, esa utópica aspiración de no fundar nuestro bien sobre la desgracia ajena, ese goce supremo en la amistad (tal como la concebía Epicuro), esa gloria encontrada en las grandes realizaciones a las que podemos aspirar, cuando se realizan en común humildad (mucho más allá de lo que podemos imaginar), ese hombre satisfecho de sí mismo y de su existencia que, en un simple apretón de manos o en un abrazo, sabe transmitir una enorme energía, un deseo de paz y armonía, un confiado optimismo y una sana alegría.

Una dura y apasionante experiencia… Es la génesis del ser humano nuevo -HOMO NOVUS- al que todos, sin excepción, ESTAMOS CONVOCADOS…

Emilio M.
Homo Novus

miércoles, 30 de marzo de 2011

EN BUSCA DE LA ARMONÍA: LAS REFERENCIAS VITALES


γνῶθι σεαυτόν (nosce te ipsum)


"Somos y hacemos lo que pensamos.
Y pensamos lo que más satisface
a nuestra íntima y contradictoria naturaleza.
Pero nada está determinado..."

Emilio M.

En nuestra vida, resulta imprescindible que tengamos REFERENCIAS que orienten nuestros actos a lo largo de toda ella. Hablo, por supuesto, de esas referencias que responden a nuestra NATURALEZA básica, que definen nuestras PREOCUPACIONES e INQUIETUDES y que, al final, ORDENAN y REGULAN lo que pensamos y lo que hacemos.

Algo que resulta tan sencillo de explicar, se convierte en un proceso un tanto complejo en nuestra vida. La razón es muy simple: somos un mar de CONTRADICCIONES. No me refiero sólo respecto a la disparidad de lo que deseamos. También debemos destacar lo VOLUBLES que somos, muchas veces en función de aspectos muy pintorescos y en momentos muy cercanos.

Sin embargo, este aspecto -el de las referencias- toma especial relevancia porque vivimos en COMUNIDAD. Nuestras referencias orientan nuestra vida, y las consecuencias de los actos que son orientados por nuestras referencias vitales repercuten tanto sobre nosotros mismos, como sobre los demás, unas veces de forma positiva y otras de forma negativa.

CENTRAR LA VIDA -hallar el buen EQUILIBRIO en el difícil juego de vivir- no es otra cosa que HABER ENCONTRADO Y SERVIR A ESAS BUENAS REFERENCIAS que nos permiten GOZAR de todo aquello que da sentido a nuestra vida SIN PERJUDICAR LA DEL PRÓJIMO (ya que vivimos en comunidad). Aunque más que hacer referencia a ese "todo" deberíamos conformarnos con un buen puñado, precisamente por lo que he dicho anteriormente: no somos un conjunto de rasgos homogéneos, sino HETEROGÉNEO, y hasta CONTRADICTORIO. Y lo somos, además, a lo largo del tiempo, puesto que vamos reajustando dichos rasgos, aunque su esencia permanezca INALTERADA a lo largo de nuestra vida.

Siendo así las cosas, cobra vital importancia la necesidad de CONOCERNOS, de DEFINIRNOS, de ser conscientes de nuestra NATURALEZA, de elegir adecuadamente aquellas METAS que satisfarán nuestras inquietudes y de determinar qué ACTIVIDADES servirán a su consecución. Este conjunto de variables dan forma y hacen visible, precisamente, a nuestras referencias vitales.

Como bien dejaron escrito los siete sabios de la antigüedad helénica en el frontispicio del templo de Delfos, CONÓCETE A TI MISMO.

La grandeza de los antiguos y de la humanidad se puede condensar en muy pocas palabras...

Emilio M.
Homo Novus

domingo, 6 de marzo de 2011

NOTAS SOBRE EPICURO, EL FILÓSOFO DE LA AMISTAD (9) LA PAZ DEL ESPÍRITU NOBLE: DE LA VIRTUD.


"No hagas nada en la vida que te causase temor
si fuese conocido por el prójimo"

"Exhortaciones". 36.
Epicuro (341 a.C. - 270 a.C.)


Y nada hagas si, al ser conocido por los demás, te causase vergüenza, pues la exposición a la crítica ajena es en muchas ocasiones -pero no siempre- el mejor patrón con el que puedes valorar tu conducta y saber si está en CONFORMIDAD CON LOS VALORES que postulas y defiendes. Y de la misma forma, teniendo un buen patrón que te permita evaluar la afinidad entre tus actos y tus creencias, podrás VIVIR COHERENTEMENTE Y EN PAZ con tu conciencia: podrás VIVIR VIRTUOSAMENTE.

Podrás vivir en esa paz, como decía, que es LA PAZ DEL ESPÍRITU NOBLE. Tu confianza en ti mismo se fortalecerá hasta límites insospechados. Y en esa paz, fuente de todo EQUILIBRIO DURADERO, también te ganarás la CONFIANZA Y LA CREDIBILIDAD AJENAS, que son la base de una SÓLIDA, FECUNDA Y PLACENTERA AMISTAD.

Nada hagas que, al ser conocido, te cause vergüenza o temor. Sé virtuoso y coherente en cada uno de tus actos, por muy duro que te resulte en muchas ocasiones. Actuar virtuosamente -vivir virtuosamente- nos impone unas DEMANDAS EN EXTREMO EXIGENTES, pero la recompensa que nos proporciona es UNA VIDA FELIZ. Y he de decir con todo convencimiento que no conozco otro camino para llegar a esta meta.

Emilio M
Homo Novus

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sábado, 19 de febrero de 2011

UNA FORMA SENSATA DE VIVIR (SOBERANÍA PERSONAL)


"¿Cómo puede hallar el hombre una forma sensata de vivir? Hay una sola
respuesta: en la filosofía. Mi filosofía es preservar libre de daño y de
degradación la chispa de la vida que reside en nuestro interior, utilizándola para
trascender el placer y el dolor, actuando siempre con un propósito, evitando
las mentiras y las hipocresías, sin depender de las acciones o los desaciertos
ajenos. Consiste en aceptar todo lo que venga, lo que nos den, como si
proviniera de una misma fuente espiritual"

Marco Aurelio (121 - 180)


Ya he repetido en muchas ocasiones, durante los últimos años, unas palabras que se están convirtiendo en una máxima en mi vida: "A la vida pídele todo, pero acepta sumisamente lo que te entregue". No se trata de renunciar a algo, sino de huir de las improductivas quejas para continuar el esfuerzo. A esta máxima anterior, debería sumar otra que, expresada hasta ahora con otras palabras, podría decir: "No hagas depender tu riqueza de la generosidad ajena o de los inciertos designios de la fortuna, sino del fruto de tu duro trabajo". Y así debemos ser, como labradores: trabajar duramente la tierra, arriesgar nuestro sudor en la esperanza de que el clima no eche a perder la cosecha, pero aceptando que hay años buenos y años malos. Como podemos comprobar, el labriego ama la tierra que tan dura y afanosamente trabaja.

En los últimos días he hablado de "soberanía personal". Con esta expresión hacía referencia al hecho de que jamás debemos ceder a terceros el control sobre nuestro estado de ánimo. Así, podemos amar y necesitar ser amados, pero nunca deberíamos permitir que nuestro ánimo dependiera de las acciones de terceros. Más concretamente: si podemos llegar a sentirnos desgraciados por lo que un tercero haga o diga o nos entregue o nos quite -si ponemos en manos de ese tercero nuestro ánimo- entonces nos convertimos en títeres de su voluntad, quedando a merced de su buena intención y de su buen criterio. Es por lo que digo que cedemos nuestra soberanía, algo que nunca debe suceder. Debemos vivir de tal manera que nuestra voluntad y nuestra alegría nunca dependan de otra persona, sino de nosotros mismos. Incluso, cuando somos siervos o víctimas, debemos serlo "soberanamente" conscientes y orgullosamente independientes.

No nos engañemos: la vida es una apuesta de todo o nada. Por eso debemos ser tierra firme en medio de la tempestad. Y, de poder ser, también debemos ser faro que ilumine el camino, y puerto de refugio seguro en los días de temporal. En estos simples postulados se basa la grandeza de nuestra humanidad. Y, también -que nadie lo dude- nuestra propia y auténtica felicidad.

Emilio M.
Homo Novus

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lunes, 7 de febrero de 2011

DE LOS MOMENTOS DE SOLEDAD Y SILENCIO: ENCONTRARSE CON UNO MISMO


"El hombre debe escucharse más a sí mismo,
en lugar de escuchar los acentos de la devoción de los demás.
Esas frases le son aún más nocivas mientras no haya dado con las suyas"

Ralph Waldo Emerson (1803 - 1882)


Es un hecho fácilmente constatable que el ser humano teme la soledad y el silencio (hablo de esos necesarios ratos de soledad y silencio, no del aislamiento de nuestras vidas). Ambas experiencias suponen algo así como la desnudez, el desamparo o la exposición a riesgos ancestrales, que ni siquiera llega a entender. Y, sin embargo, es en la soledad y en el silencio, donde el ser humano se encuentra a sí mismo, donde recupera su esencial disposición ante la vida, donde encuentra los rasgos más básicos y perennes de su carácter, y donde revive sus más sentidos sueños.

Muy al contrario de lo que se suele pensar, la soledad y el silencio no son el vacío o la nada: son el encuentro con uno mismo, pero el encuentro en lo más auténtico de uno mismo. En la soledad y en el silencio habla nuestro "yo" más profundo y verdadero. Ese encuentro debería ser un motivo de gozo y alegría, la celebración del reencuentro y de la recuperación de uno mismo. Así las cosas, la búsqueda de la soledad y del silencio debería ser tan habitual y gozosa como la búsqueda y el reencuentro con el amigo. De hecho, es la búsqueda de nuestro primer y mejor amigo: nosotros mismos. Por desgracia, ese primer y mejor amigo es, muchas veces, un gran desconocido: alguien a quien no solemos recurrir, cuando es, por naturaleza, nuestro mejor aliado.

Por desgracia, tenemos a la soledad y al silencio por ingratos compañeros que despreciamos y evitamos a toda costa. En realidad, con esta actitud, demostramos que queremos evitar encontrarnos con nuestro esencial "yo". ¿Por qué...? Muy sencillo. Porque ese "yo" nos recuerda nuestros verdaderos ideales -¡los difíciles de mantener!- y nuestras exigencias más nobles -nuestra nobleza, ¡tan dura de mantener!- y lo más doloroso para nosotros: lo mucho que nos apartamos de unos y otras, y lo mucho que nos traicionamos.

La soledad y el silencio, si son dolorosos y se rehúyen, lo son, precisamente, porque nos traen la angustia de la traición más amarga: la traición a uno mismo. No nos damos cuenta de que, en el esfuerzo de ser nosotros mismos, se haya nuestro más gozoso vivir. Por esta razón, debemos buscarnos con valentía y debemos hacer de la soledad y el silencio esa acogedora casa en la que compartimos nuestra vida con el protagonista principal de lo que somos y hacemos: ¡nosotros mismos! Con ello también va en juego nuestra felicidad.

Cuando nuestro vivir está en plena armonía con nuestro "yo" más profundo, los momentos de soledad y silencio están llenos de paz y gozo. Son nuestro refugio, el lugar donde nos recuperamos a nosotros mismo y donde curamos nuestras heridas. Siendo así, esos momentos no es que sean rechazados: es que son afanosamente buscados.

Emilio M.
Homo Novus

miércoles, 2 de febrero de 2011

NOTAS SOBRE EPICURO, EL FILÓSOFO DE LA AMISTAD (8) DEL PLACER DE HACER EL BIEN


"Existe un mismo tiempo
para el nacimiento del máximo bien
y para el de su goce"

"Exhortaciones". 16.
Epicuro (341 a.C. - 270 a.C.)

Porque el alma humana se llena de placer y goza sin límites cuando es portadora y creadora del máximo bien. Y, al contrario, se atormenta sin remedio cuando en sus entrañas engendra el mal, el perjuicio, el dolor...

Porque nuestro espíritu se enciende maravillado cuando mira con ternura y trata con profundo afecto, o cuando tiende la mano y arropa la vida en su sencilla expresión. Y goza también del conocimiento y compartiendo su riqueza con otros seres -humanos o no- en sana y plácida entrega.

El egoísmo, el rencor o el odio tienen un fruto amargo para quien lo cultiva, porque dañan la vida ajena y, al mismo tiempo, destruyen la propia confianza y la propia paz. Con el daño infringido nos convertimos en deudores del perdón ajeno. Desplazamos el centro de gravedad de nuestra vida a seres ajenos.

Por el contrario, haciendo el bien -ese bien que sólo depende de nuestras decisiones y actos- cultivamos el frondoso árbol de la amistad y del afecto, fuente de todo placer. Nosotros cumplimos con nuestra parte del trato y la vida recompensa nuestra dedicación. Es entonces cuando nuestro bienestar depende sólo de nosotros mismos.

Solo en la paz de saber que no somos la razón del mal ajeno, y en la dicha de ser la razón de la alegría que nos rodea, encontramos la mejor de las excusas para vivir plácidamente. Solo cuando arropamos con nuestro cariño somos arropados por la vida, que se conjura para enriquecer cada uno de nuestros minutos. Y sólo el perdón nos libera del mal ajeno y propio, y nos permite disfrutar de todos los dones que encontramos a nuestro alcance. El camino se despeja...

Emilio M.
Homo Novus